Un debate frecuente es si, la felicidad se trata de un estado constante, o si debe ser entendida como futuro, como una meta u objetivo.
La alegría es algo gratuito, un aprendizaje, es consecuencia de vivir los valores y de hacer el bien, la alegría viene dada por el bien en uno mismo y en los demás, por lo tanto no
es algo material ni depende del placer, ni de la riqueza, fama ,estatus, etc.
Si le preguntamos a un joven, por ejemplo, que le hace feliz, quizás nos diga que le gustaria terminar su carrera, conseguir un trabajo, tener una familia. Que todo el conjunto,le hará feliz.
¿Es realmente eso cierto? Es normal a toda persona tener deseos y aspiraciones. Pero, hasta qué punto es eso indispensable para ser feliz?
Sin embargo, admitir esa teoría implica que, mientras no se lleguen a conseguir esos objetivos, la persona debe resignarse, por tanto, a ser infeliz. Lo cual, no tiene mucho sentido. Decir que para ser feliz se necesita en forma exclusiva una cosa o a alguien, es esclavizar el concepto de felicidad.
En varias religiones, como por ejemplo, en el budismo, se considera que la causa del sufrimiento humano es el apego o deseo excesivo de tener o poseer. Esta posesión puede centrarse en objetos materiales, como también en personas.
La clave, según los budistas, por tanto es aprender a vivir en desapego. Es decir, ser consciente de que las cosas o las personas, no están para ser poseídas como una forma de sentirnos plenos. No. Lo importante es saber disfrutar de los momentos, pero sin considerar como indispensable, ya sea un bien material o la presencia de una persona.
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