n tu actitud ante la vida. Pero, tú eres tú. Y ¿quién eres tú? Sin duda la identidad verdadera, la chispa espiritual que permite que te veas en el espejo, no se puede ver, ni tocar. Pero se siente. Si simplemente paras con tus actividades y por unos instantes permites, tu verdadera identidad va a flotar a la superficie. Y al reconocer tu identidad, nada podrá detenerte en tu progreso en la vida.
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